Diferentes frentes, como la oposición, el periodismo, la iglesia y el sistema judicial, califican de «autoritario» al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien irónicamente en su cuenta verificada de Twitter se proclamó «el dictador más cool del mundo mundial».
Según los usuarios de la plataforma, el cambio lo hizo el mismo presidente en respuesta sarcástica a la etiqueta #BukeleDictador que resaltaba a las críticas sobre su mandato.
No es la primera vez que Bukele se burla de quienes lo cuestionan: a comienzos de año usó como imagen de su perfil una foto del almirante general Haffaz Aladeen, el personaje del actor británico Sasha Baron Cohen en la comedia «El Dictador».
En ese momento y ahora, la ironía del mandatario dividió a la opinión pública entre quienes lo vieron como otro gesto de irreverencia, y quienes le reclaman más seriedad ante las críticas.
De fuerte presencia en las redes, polémico y habilidoso en la proyección de su imagen, Bukele se describía hasta ahora en su cuenta verificada de Twitter como «Papá de Layla», su hija.
El presidente salvadoreño comenzó a ser tildado de dictador en febrero de 2020, cuando ingresó con el respaldo de militares al Salón Azul del Parlamento y amenazó con disolver a la anterior legislatura, de mayoría opositora, para exigir el visto bueno a un crédito para luchar contra la inseguridad.
Luego fue cuestionado por el creciente protagonismo que le dio a la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil en el combate contra la pandemia del Covid-19, sobre todo mientras rigió una cuarentena obligatoria que restringió algunas garantías constitucionales.
Con el triunfo del oficialista partido Nuevas Ideas en las elecciones legislativas y municipales de febrero pasado, Bukele redujo a la oposición parlamentaria a una cifra numéricamente irrelevante y comenzó entonces una depuración del órgano judicial que minó la independencia de poderes.
El toque final fue una resolución de la Sala en lo Constitucional, designada por el oficialismo, que avaló una posible postulación de Bukele para otro mandato, aunque la posibilidad de reelección está vetada por los llamados «artículos pétreos» de la carta magna.
El país vivió fuertes protestas contra el Gobierno la semana pasada, y Bukele denunció no solo hechos vandálicos sino el financiamiento del exterior a los partidos opositores para desestabilizarlo.
«Estamos experimentando una doctrina del shock en la que cuesta llevar la cuenta de todos los pasos que se toman hacia el abismo democrático. Pero también, cada vez hay más grupos y más diversos que se consideran ofendidos por la administración Bukele y es lo que nutre y seguirá nutriendo manifestaciones como la del 15 de septiembre», aseveró Nelson Rauda Zablah, periodista del medio independiente El Faro y directivo de Asociación de Periodistas de El Salvador (APES).
Por su parte, Eduardo Escobar, director de la no gubernamental Acción Ciudadana, cree que la escalada represiva de Bukele no se detendrá. «Ya habíamos tenido muestras de esas tendencias autoritarias, de ese guion que siguen todos los populistas autoritarios para consolidarse en el poder y destruir la institucionalidad democrática. Todo lo que hemos visto en estos años es parte de esa agenda de llegar al poder de forma democrática, generar un enemigo interno a quien responsabilizar de todos los problemas, luego acabar con la oposición política, luego atacar a la prensa, a las organizaciones…», advirtió.
El abogado constitucionalista Enrique Anaya, en tanto, destacó que desde el Gobierno se ataca a diversos sectores de la sociedad: a la prensa, los jueces, la oposición política. «El régimen del señor Bukele está siguiendo absolutamente y a pasos muy agigantados y acelerados el manual del autoritario, eso está para citarte un libro clásico ‘como mueren las democracias’, de dos politólogos de Harvard, es prácticamente hacer un checklist, de los seis pasos, ya vamos por el cuarto”.
Por último, el juez del Tribunal Tercero de Sentencia de San Salvador, Antonio Durán, quien ha liderado las protestas de jueces y magistrados contra las acciones del gobierno Bukele, denunció acoso policial y militar en las afueras de su vivienda. «Desconozco si hay orden de captura. Por de pronto, estamos bien. Este tipo de hostigamiento de parte del Gobierno puede ser considerado delito. Quisieron hacer una labor de amedrentamiento», denunció.